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Esta declarada de Interés Turístico Internacional

No parece fácil de entender algunos términos felices que la gente ha dado a los momentos principales de varias procesiones y escenificaciones de la Semana Santa de Astorga. Así, el paso de Cañinas refleja el momento de la Coronación de Cristo; el Balcón de Pilatos recrea la presentación del Ecce Homo para que el pueblo elija entre Cristo o Barrabás; la Borriquilla recuerda la entrada de Jesús en Jerusalén y los Durmientes hace alusión a la Oración en el Huerto, y a los apóstoles que descansaban en Getsemaní cuando fueron a prender a Jesús. Claro que la más singular de estas definiciones es la de «matar judíos» cuando se trata de tomar un vaso, o dos, de limonada que, por cierto, tiene poco de limón y mucho de vino… y aguardiente.

Fiesta de Interés Turístico Nacional en 2011 y que aspira a serlo de Interés Internacional, sus cofrades, que son la mitad de los 11.500 habitantes que tiene la ciudad, agrupados en cinco cofradías, alguna desde el siglo XV, dos hermandades y una archicofradía, todas ellas bajo el paraguas de la Junta Profomento de la Semana Santa de Astorga, sus fieles, sus protagonistas y el pueblo que los siguen no podían conformarse con una celebración convencional. Buen ejemplo es que entre el silencio y el fervor, entre los rezos y cánticos, de pronto surjan las risas y los aplausos en la mañana del Viernes Santo cuando un paso al que llaman San Juanín de la carrera, portado por cuatro braceros, algunos descendientes del autor de la talla, cruza, con su capa roja y verde al viento, la bella Plaza Mayor a toda velocidad en busca de la Virgen Dolorosa para anunciarle que ha visto llegar a su hijo Jesús Nazareno camino del Calvario. Una tradición que se viene realizando ininterrumpidamente desde 1674.

El cristo crucificado de la Semana Santa de Astorga
Viscruces